ué papelón nos queda por delante, ¿verdad?
Gran Crisis Económica, Gran Crisis Sanitaria.
Y lo peor de todo: no tenemos ni p****** idea de cómo vamos a salir de esta.
En mis cuarenta años (largos) de vida es la primera vez que me siento un pobre espectador de algo que no controlo.
En realidad siempre ha sido así pero nos hemos rodeado de una falsa realidad que nos hace creer los dueños de nuestro destino, a pesar de que existen infinidad de variables que jamás podremos controlar.
La que se nos ha venido encima es el claro ejemplo de que esto es así. De un día para otro, los derechos que creíamos inamovibles (libertad de movimientos, reunión, trabajo…) han volado de un plumazo.
Me recuerda a una anécdota del París de la Segunda Guerra Mundial. Justo un día antes de que el ejército hitleriano entrara en la capital, las terrazas estaban llenas de gente. Los parisinos, a pesar de que la guerra se prolongaba por un año y que los alemanes estaban a sus puertas, ni se les pasaba por la cabeza que la ciudad fuera invadida.
Os suena, ¿verdad?
Entonces, ¿qué leches podemos hacer para salir de este embolado?
Después de leer mi introducción parece que poco. Sin embargo hay algunas medidas que desde mi visión de microempresario, obligado a sacarse las castañas del fuego sin esperar ayudas de ningún tipo, pueden funcionar.
Unas son de cajón, otras más controvertidas. Y como siempre, espero que NO estés de acuerdo con todas. Menudo empalago de mundo si fuera así…
Aquí, mis 9 recetas para salir de la crisis
1– Educación. O lo que es lo mismo: mascarilla, manos limpias y distancia de seguridad. Según la revista The Lancet Public Health solo con estas medidas, poblaciones como Hong Kong (más de 7 millones de habitantes y un 99% de uso de mascarillas en el mes de marzo), han tenido una incidencia del Covid por debajo del 1%.
¿Será posible lograr este nivel de educación en España?
A mí se me ocurre una idea bien controvertida…
2– Represión. Palabro feo, ¿verdad? Me voy a los datos: En los 5 primeros años del Carnet por Puntos las muertes en carretera se redujeron un 66,6%. A esta medida se le unieron otras consideradas “represivas”. Se triplicaron los controles de alcoholemia, se multiplicaron los radares… Ni campañas de concienciación, ni educación vial, ni nada de nada.
Por desgracia, lo que a corto plazo sigue funcionando es “el palo” y “el bolsillo” más que la conciencia de que te puedas ir al otro barrio por hacer las cosas mal.
El casco lo lleva todo dios hoy y no ha sido por ver anuncios espeluznantes.
3- Buen gobierno. Uno de mis principales desvelos ha sido discernir si este gobierno estaba haciendo rematadamente bien las cosas o rematadamente mal.
En el intervalo de 2 minutos y sólo moviendo el dial de la radio escuchabas dos “realidades” radicalmente distintas. ¿Quién tiene razón?
Según un estudio publicado en Nature por 58 científicos del Imperial College London y las universidades de Brown (EEUU), Oxford y Sussex que analiza el resultado de intervenciones no farmacológicas: cuarentenas, cierres de centros públicos, confinamientos, etc, etc, España no sale nada bien parada, peeero, tampoco la sitúa en el catastrofismo que algunos se han empeñado en proclamar.
Necesitamos más que nunca un buen gobierno (y una buena oposición), más que nunca… y solo despojándonos del forofismo que rodea a la política seremos capaces de avanzar.
Sin embargo, olvídate. Los políticos no nos van a sacar del marrón.
4– A corto plazo Esto sólo lo salva la solidaridad. Mi amigo Luis me comentaba que había negociado con sus dos caseros una reducción considerable de sus rentas (vivienda y negocio) uno de ellos directamente le había perdonado el pago de 3 mensualidades.
Este ejemplo se puede aplicar a todo lo demás. Solo a través de la solidaridad que podamos aportar cada uno en nuestros micromundos seremos capaces de salir de esta.
5– Las nuevas tecnologías, desde el teletrabajo (y no hablo de la m***** de teletrabajo que estamos practicando ahora), hasta los ecommerce.
Teletrabajar era un imposible para muchísimas empresas. En menos de un mes había plantillas de miles de personas haciéndolo.
Si colegios, universidades, centros de danza etc, etc, se han adaptado en tiempo meteórico nos hace pensar que hay tecnología desarrolladísima en campos mucho más amplios de lo que pensamos: inteligencia colectiva, apps “útiles”, inteligencia artificial…al servicio de la humanidad.
La tecnología no es mala por naturaleza, es excelente si se sabe utilizar.
6- Comprar por Internet. Capítulo aparte es el ascenso brutal de algunos ecommerce. Comprar a través de Internet era una realidad (a medias). En 4 meses el crecimiento ha sido imparable.
Cierto que Amazon es quien se ha llevado casi todo el pastel (a Minimae, por desgracia, no le cayeron muchas migas) pero la pandemia ha logrado en apenas días lo que no se había producido en años.
¿Que tienes que competir contra Amazon? Vale. Solo debes descubrir los aspectos en las que falla (que lo hace, y mucho) y hacerte fuerte en ellos.
Aviso a navegantes. Es el MOMENTO de los (buenos) ecommerce.
7- Reinventarse. Que los pequeños nos tenemos que reinventar de nuevo no hace falta ni decirlo. Ahora le toca a los grandes, que necesitan una buena patada ahí, para que salgan definitivamente de su zona de confort.
Lo decía antes con las nuevas tecnologías. Las grandes corporaciones guardan en sus alforjas una cantidad de recursos por los que no se habían atrevido a apostar (definitivamente). Ya fuera por miedo, riesgo, o por seguir cómodamente sentados en sus sillones, los avances eran puro postureo. La realidad es que seguían haciendo lo mismo.
Pero es la hora de la verdad: energía más eficiente, sector de la automoción adaptado YA a lo que se nos viene encima, tecnología al servicio del colectivo, cuidado (exquisito) del turismo… Y así, un largo etcétera.
8- Hablando de turismo. España es un país de servicios, de turismo, en concreto. Que a nuestros amados turistas les sigamos llamando Guiris me da que pensar. A veces me siento en una terraza, observo y creo que tenemos un largo camino que recorrer en cuanto a formas se refiere.
Nos hemos creído que, hiciéramos lo que hiciéramos, las hordas de turistas vendrían a nuestro país. Estamos equivocados. Mi receta: todo empieza por el trato exquisito a las personas, ya sean de Dusseldorf o de Cuenca.
Un apunte. Viaja a donde te dé la gana. Si quieres ir a Finlandia, hazlo. Si todos los países apuestan por no salir de sus fronteras, aquí, en España, tenemos El Gran Problema, así que no hagas con los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
9- La hostelería en general. Restaurantes, bares, discotecas… estos sí que están sufriendo “la gran bofetada”.
Es muy fácil decirlo pero, si puedes, aguanta. Tengo el convencimiento de que la gente os reflotará. No por solidaridad, sino por ganas. Este es un país “de calle”, llevamos en la sangre socializar, terracear, tomarnos un aperitivo, y esta necesidad la hemos ido acumulando durante muchos meses.
El domingo volvía a casa en coche a las 3 de la tarde. Temperatura: 40 grados a la sombra. TODAS las terrazas llenas en la avenida paralela a mi casa…
Y nada más… el otro día leía de Oscar Tusquets decir que “de esta íbamos a salir más pobres y más tontos”. El comentario me pareció desafortunado porque subestima el poder de las personas ante las crisis de verdad.
Tengo la seguridad de que esta crisis (a la que todavía le queda “lo menos bueno”) va a ser el revulsivo para que nos encarrilemos hacia un nuevo paradigma. Un paradigma que ya intuíamos pero que por “h” o por “b” no había forma de abordar.
Saldremos de esta seguro, no sé si con más dinero pero sí más listos.
Y tened en cuenta este concepto “homeostasis”. Es un término utilizado en biología pero que cada vez se aplica más a otros campos: todas las situaciones tienden de forma natural (no por arte de magia) al punto de equilibrio.
Firmado: un profeta.
BONUS 9+1. Rebajas Minimae. Esta receta no te librará de la crisis pero, al menos, te hará gastar menos. Hasta el 31 de julio del 2020.